domingo, 24 de febrero de 2013

Capítulo 16 -La Venganza-




CRIS:
Me despierto mareada con en abrigo de Sandra por encima. Carlos y Álvaro están a mi lado sentados alrededor del fuego calentándose las manos.
-¿Y Oscar? –pregunto.
-Con Sandra y Paula. –contesta Álvaro.
-Se han ido a por agua. –acaba de decir Carlos. –por el camino de tierra.
-¿Donde estamos? –vuelvo a preguntas.
-Oscar lo ha llamado árbol de la horca. –dice Carlos.
Sonrío y después salgo de debajo del abrigo y cojo mi cinturón para salir en busca de ellos.
-Voy a buscarles.
-Vale. –dicen a la vez.
Bajo la cuesta a paso ligero y voy callejeando por el pueblo, pero escucho unas voces que me detienen. Me pego a la pared. Marquitos, Laura y Fénix andan hacia mi calle.

OSCAR:
Llegamos a la fuente sacamos las cantimploras. El cielo está nublado, tiene pinta de que va a nevar.
-Oscar, ¿En que piensas? –pregunta Sandra.
-En el tiempo. –contesto.
Ella se agacha y pone su cantimplora en el chorro para que se llene.
-Va ha nevar. –dice Paula.
-¿Cómo lo sabes? –pregunto.
-Mi ocendistric se encarga del transporte, de los trenes, coches… -dice Paula.
-¿Y que? –preguntamos Sandra y yo a la vez.
-si no tenemos en cuenta la temperatura no sabríamos cuando los motores podrían congelarse, podrían explotar, achicharrarse... –se queja Paula.
Sandra y yo asentimos con la cabeza y después yo me agacho a llenar mi cantimplora y la de Cristina.

CRIS:
Se acercan a mi calle y no tengo escapatoria. No se si correr, quedarme quieta, esconderme hasta que recordé lo de Oscar. Los escondites más inútiles es donde nadie mira. Así que me puse de cuclillas entre unas pequeñas macetas, me tape las piernas con la chaqueta y bajé la cabeza escondiéndola entre mis rodillas. Ellos pasan andando a mi lado y hay está la prueba, el sitio es tan fácil de ver que la gente no se fija en el.
Una vez que se han alejado y ya no pueden verme, saco la cabeza las piernas y me pongo a andar hacia el camino de tierra.
-¡Cristina! –escucho.
Miro hacia delante y veo a Oscar acompañado de Sandra y Paula. Corro hacia a ellos y ellos corren hacia mi.
-¿Cuándo te has despertad? –me pregunta Oscar con una sonrisa.
-Antes de salir, hará una media hora o algo así. –contesto.
Sigo andando con ellos de camino a casa cuando dice Paula.
-Alguien nos sigue.
Todos vamos a darnos la vuelta pero ella nos lo impide cuando termina de hablar.
-No os deis la vuelta. Seguir como antes, así no sospecharán de nosotros.
Todos la hacemos caso y seguimos diciendo cosas mientras otros se ríen.

OSCAR:
Paula y Cristina se ponen ha hablar. Sandra me mira nerviosa y me dice a regañadientes:
-Saca tema…
Cuando no se que decir me viene una cosa a la cabeza.
-Hoy va a nevar. –digo alargando la a de nevar.
Sandra se ríe un poco cuando sigue hablando del tema.
Los pasos son flojos y casi inaudibles, son como si nos siguieran tres o cuatro personas delgaduchas. Ocho pies, pasos flojos y débiles… me suenan. Me paro en seco y me doy la vuelta.
-Oscar que haces. –murmura Cristina.
Al no darme la vuelta ella se piensa que no la he escuchado.
-¡¡Oscar vámonos!! –vuelve a gritar.
Me giro y le digo a Cristina:
-¿De verdad no conoces los pasitos débiles?
-No. –contesta.
De entre los árboles se asoman unas colas de colores, una negra y una rojiza.
-¡Sombra! –grita Cristina totalmente feliz de volver a verla.
Me acerco a Jackie y le acaricio la cabeza suavemente. Cristina me mira y dice:
-¿Volvemos?
Todos asentimos con la cabeza y seguimos andando, callejeamos por las diminutas y estrechas calles hasta que llegamos al pie de la montaña. Cuando empezamos a subir un cuchillo se clava en la pierna de Cristina.

CRIS:
Un dolo se apodera de mi pierna. Unos brazos me agarran y me arrastran hacia arriba. No puedo hacer nada más que gritar y apretarme la herida. Oscar se pone delante de mi.
-Cristina… respira hondo no va a pasar nada.
En su rostro se refleja la angustia y el nerviosismo.
-Voy a curarte, no te muevas.
Miro montaña abajo y veo a Marco y Laura peleando contra Sandra y Paula.
-Ayuda, ayuda… -digo mientras oscar me tumba en el suelo.
-Cristina no va a pasar nada. –me dice asustado.
Saca las vendas usadas y me lata con fuerza la herida. La presión me calma pero a la vez me duele.
Oscar desaparece cuesta abajo después de dejarme apoyada en una piedra con Sombra y Jackie. Sombra Se reboza en mi pierna sana haciéndome señal de que la acaricie mientras que Jackie está atenta a todos los movimientos de Oscar.
-¡Socorro! –grito.
Oscar me mira pero vuelve a girarse. Álvaro salta desde la roca y me coge. Me sube montaña arriba acompañado de Carlos.
No diferencio el entorno, todo lo veo borroso y mis parpados empiezan a cerrarse.
-No puedo dejar que Oscar luche solo. –intento decir.
-¿Qué? –dice la voz de Álvaro.
Empiezo a moverme de un lado para otro hasta que caigo al suelo. Me levanto y vuelvo corriendo cuesta abajo para ayudar a Oscar.


OSCAR:
 Paula y Sandra tienen rodeado a Marco. Pero yo tengo los chillidos ahogadores de Laura en mi oreja.
-¡Deja de gritar! –digo clavándole un cuchillo a laura en el mismo sitio dende se lo clavó a Cristina.
Ella se abalanza sobre mí. Esta encima de mi y tiene una postura que me deja inmóvil. Por más que me mueva no consigo quitármela de encima. Saca sus cuchillos y dice:
-¿Por donde empezamos?
La miro con cara de odio cuando vuelve a decir.
-No solo vas a morir tú, también tu amiguita, ¿como se llama? Ohh si Cristina.
-¡Tu no acabaras conmigo pedazo de inutil! –dice una voz de fondo.
Laura y yo giramos la cabeza. Cristina está en el aire y se abalanza contra Laura quitándomela de encima y airándola cuesta abajo. Me levanto y digo:
-Gracias, pero… ¡deberías estar en el árbol!
-¿Te pensabas que iba a dejarte luchar solo? –dice sonriendo.
Un grito masculino se escucha de fondo. Laura, Cristina, Carlos, Álvaro y yo nos giramos para ver lo sucedido.
Paula tiene el cuchillo clavado en la boca de Marco.
-Esto por Lorena. –dice enfadada y extrayéndole el cuchillo de la boca.
Laura chilla y sale corriendo perdiéndose entre las casas.

CRIS:
Escucho la voz de Oscar regañarme por haber salido en busca suya.
-¿Cristina estas loca? ¡Podían haberte matado! ¿No lo entiendes?
Esbozo una sonrisa y después me dirijo hacia el.
-Pero no lo han hecho. –digo.
Nos alejamos del cuerpo de Marco y desaparecemos por detrás de la montaña. Llegamos al árbol de la horca donde el fuego está casi apagado y nuestras mochilas están apoyadas en el tronco. Jackie y Sombra están tumbadas sobre las mochilas, nos miran interrogantes.
-No me encuentro bien. –dice Paula.
Todos la miramos y le decimos:
-¿Que te pasa?
Ella cierra los ojos y se cae al suelo. La cogemos y la tumbamos junto al fuego.
-Estoy mareada. –dice. –tengo calor y veo borroso.
La alejamos del fuego y la volvemos a preguntar:
-¿Que has comido?
-Nada. –responde.
-¿Te llevaste las manos ala boca después de tocar las Craterellus Cornucopioides? –pregunto.
-Creo… creo que si. –responde.

OSCAR:
Cojo a Carlos y lo alejo de ellos.
-Se que va a dolerte. Pero no hay manera de sacar el veneno de su cuerpo. –digo.
-¡Que no hay manera! –grita.
-Carlos, es una de las setas mas venenosas del mundo la mayoría de la seta es venenos.
-Ella no se la ha comido.
-Pero ha tocado la parte exterior y… tiene una capa toxica.
Unas lágrimas salen de sus ojos. Nos volvemos ha acercar al fuego.
-¿Hay mas síntomas? –pregunta Álvaro.
-No. –respondo.
Paula intenta hablar pero no lo consigue. La lengua ha empezado a hincharse.
Está oscureciendo y las nueves parecen esponjosas. ¡Va ha empezar a nevar! Paula mira al fuego y Carlos habla con ella mientras Álvaro y Sandra los miran con pena, y Cristina y yo acariciamos a Sombra y a Jackie. Nos acercamos ha ellos y nos sentamos junto al fuego.
Le acariciamos el cabello a Paula. Esta vez Paula no deja de mirar al cielo donde se ven unas bonitas estrellas.
-Te pondrás bien. –susurra Carlos.
-Mientes. –consigue decir Paula tosiendo al final.
Ella cierra los ojos y su pecho poco a poco deja de moverse.
-Me ha encantado haberos conocido. –vuelve a decir Paula. –Pero ojala no hubiese sido aquí.
Todos sonreímos un poco. Sus ojos se pierden y su pecho se para en seco.
-Ha dejado de moverse. –grita Carlos.
Mis ojos se llenan de lágrimas y alguna resbala por mis mejillas.
Dejamos a Paula a quinientos metros del árbol. Cuando volvemos Jackie y Sombra están tumbados en los abrigos.

CRIS:
-Atención tributos, atención; dentro de unos minutos habrá un banquete en la cornucopia, quien no asista tendrá una muerte inminente. –dice la voz de Claudius Templesmith.
Nos miramos interrogantes y después salimos disparados hacia la plaza. Bajamos la montaña a toda prisa sin pensar en que nos vean. Yo creo que ninguno quiere una muerte inminente.
Callejeamos hasta que llegamos a la iglesia. La mancha de sangre del cuerpo de Ángela sigue en el suelo. Álvaro la mira y retira rápidamente la vista.
El roble sigue en el suelo y los cachos del frontón siguen desperdigados. 
Nos miramos entre nosotros y Oscar dice:
-¿Corremos?
De repente nos veo corriendo a los cinco hacia la cornucopia. Nos metemos dentro y nos apoyamos contra la pared para que nadie nos vea si se asoma.
La mesa sale con gran rapidez.
-¿Pero que es eso? –pregunta Sandra.
-Es… ¡Enorme!
-Vamos deprisa. –dice Carlos sigiloso.
Nos movemos sigilosamente hacia la mesa. Oscar sale disparado cogiendo lo suyo. Todos le seguimos cogiendo lo nuestro. Cuando nos alejamos y nos perdemos entre los árboles nos sentamos bajo el nuestro y lo abrimos.
-¿Porque nos mandan batas? –pregunto confusa.
-Por eso. –responde Carlos señalando al cielo.
Copos del tamaño de una del dedo gordo caen con suavidad.
-son térmicas. –dice Sandra. –lo pone en la etiqueta.
Nos tumbamos usando las mochilas como almohadas y caemos en un profundo sueño.

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