viernes, 16 de noviembre de 2012

Capítulo 10 -Una gran amenaza-


OSCAR:
Dejo la cabeza de Cristina apoyada en el suelo ya que no puedo darla ningún jersey porque están todos puestos en nuestros cuerpos. Durante unos minutos pensé que había muerto y me asusté, estuve moviéndola  durante unos segundos, pero luego pude ver como respiraba lentamente. Salgo a por leña para el fuego. Toda la leña está húmeda y no creo que arda con este frío que hace.
-¿Que haces?
Suena una voz conocida detrás de mí. Me doy la vuelta y están Aitana y Álvaro Acercándose hacia mí sin ningún arma en sus manos. Saco las mías por si acaso y las dejo entre mis dedos. Desde que nos abandonó no confío en ella. Estos juegos llevan demasiado tiempo y el Ocentolio tiene que estar aburrido ya que no ha muerto nadie desde el día del acido. No llevo los días contados pero se que ha paso demasiado tiempo. Me he distrito y me encuentro con Aitana y Álvaro a mí alrededor. Sacan sus armas de debajo de sus chaquetas y lanzo el cuchillo atravesando el brazo de Aitana. Se tira al suelo y pega unos fuertes chillidos que se escuchan por todas partes. Aparecen Cristina, Carlos y Sandra corriendo hacia mí.

CRIS:
Me despierto escuchando un fuerte sonido que penetra en mis oídos. Sandra y Carlos están alerta y cuando ven que me despierto salen corriendo. Les sigo hasta que los alcanzo. Nos paramos en seco cuando vemos a Aitana gritando han el suelo y a Oscar y a Álvaro tirados en el suelo rodando montaña abajo. Seguimos corriendo y yo y Carlos fuimos hacia Álvaro y Sandra fue hacia Aitana. Me abalanzo contra Oscar y lo aparto de Álvaro. Miro hacia Sandra y veo como agarra el mango del cuchillo y tira de el para sacar el brazo. Aitana se levanta y le pega una pata a Sandra en la tripa. Coge el cuchillo y se lo clava en la cara a Sandra.
Pego un chillido y saco el cuchillo del cinturón y lo tiro hacia Aitana. El cuchillo cae un metro más a delante y ella corre hacia mí. Me aparto y se choca con Álvaro cayendo al suelo abrazados. Se miran y se ponen a correr camino abajo. Oscar se levanta del suelo y me mira.
-¿Cómo os habéis enterado? Si estaba a cien metros de la cueva –dice Oscar.
-Los gritos de Aitana se escuchaban hasta en mi ocendistric –dice Carlos.
-¿y Sandra?-dice Oscar.
Les miro y salgo corriendo hacia donde la mató Aitana. Ellos me siguen a toda prisa. Llegamos y… Aitana le había clavado el cuchillo en la camiseta atravesando el suelo para que no se moviera. Se lo quito y cogemos la leña que Oscar había tirado.

OSCAR:
Volvemos a la cueva y el fuego estaba casi apagado. Se escucha un ritmito silencioso que se acerca hacia nosotros. Salimos pensando que era un mensaje pero era mucho mejor. ¡Era un paracaídas! Ya era hora de que nuestros patrocinadores nos mandaran algo! Era un paracaídas demasiado grande, como un metro. Lo cogemos. Pesa demasiado y por eso pienso que es un banquete de comida. Pero no, son troncos de leña que están totalmente secos para que cuando los pongas al fuego ardan de inmediato. Cristina saca tres anchos y gordos troncos que después coloca en el fuego. Después de cinco minutos el fuego es grande y no desprende humo. La cueva empieza a coger calor y nosotros ya nos hemos quitado la primera prenda. El frío esta desapareciendo poco a poco y el calor va entrando en nuestro cuerpo.
-Mirad –dice la voz de Sandra.
Todos sacamos la cabeza fuera de la cueva y vimos que el hielo se estaba derritiendo. La capa de nieve de medio metro ahora es de treinta centímetros, y las estalactitas que colgaban de la cueva y de los árboles eran ya muy pequeñas. Volvimos a entrar y nos pusimos otra vez alrededor del fuego. Jackie y Sombra están tumbados juntos hechos una bolita al lado del fuego. No tenemos nada de comer y nos quedamos dormidos.

CRIS:
Despierto con los ojos llenos de legañas. El fuego está casi apagado y mi estomago está muerto. Me asomo al aire libre y la nieve y el hielo han desparecido. En unas zarzas puedo identificar un precioso conejo que va desaparecer en nuestros jugos gástricos. Saco el cuchillo de mi pantalón y lo lanzo contra el. ¡Toma, en toda la cabeza! Lo cojo y lo llevo a la cueva. Carlos también se ha despertado y Sandra está en ello. Oscar está dormido, y como lo conozco se que va ha haber que despertarlo.
Pongo el conejo en el fuego y Sandra y Carlos me ayudan ha hacerlo. Saco unos palos mas para que el fuego no se apague.
-Me pido una rica pata trasera- Les digo.

La nieve se ha derretido pero las nubes siguen amenazadoras en el cielo. No sabemos lo que nos espera. Se que una terrible amenaza va ha hacernos el Ocentolio. Nos pondrán bombas por toda la arena o lloverá espuma para que nos ahoguemos, o cualquier otra cosa cruel que se les ocurra.
Ya esta echo el conejo así que tendré que despertar a Oscar. Me acerco a el y le muevo un poquito. El se levanta y me mira fijamente a los ojos. Le miro la mano que la tiene en puño. No se si me va a pegar pero confío en que no. Se me tira sobre mi y me abraza con fuerza.
-He soñado que un vendaval te llevaba con el desintegrándote en el aire –me dice.
-¿y no te has movido, ni has dicho nada en sueños? -digo sigilosa –es extraño en ti que no haya pasado nada de eso, siempre te mueves o gritas.
Las nubes cada vez nos amenazan más. Los truenos suenan y los relámpagos son muy grandes.

OSCAR:
Después de contarle a Cristina mi sueño me levanta y me abre la mano. Siento como los músculos se relajan y me dan un respiro. Me sienta en una piedra y me da la pata de conejo que ella tanto deseaba comerse. La miro coger un cacho de pechuga que le quito de la mano.
-¿no pensabas que me ibas a dar tu parte favorita no? Te conozco y aunque también me gusta mucho se que quieres comerte este  muslo. Toma…
Me meto el cacho de pechuga en la boca y mastico con ganas.
Nos acabamos el conejo enseguida.
Jackie y Sombra salen corriendo y desaparecen mientras gritamos sus nombres. Empieza a llover con fuerza y el aire trae ramas que nos dan en la cara. Sandra, Carlos, Cristina y yo cogemos nuestras pertenencias y nos acurrucamos en la pared. ¡Es un vendaval! Es lo que he soñado. Me agarro con fuerza a Cristina y ella ami. Carlos y Sandra están delante de nosotros haciendo fuerza hacia la pared, los agarramos de la camiseta y pasamos las piernas entre ellos para que no se vallan volando. Los ojos se me cierran y mis piernas sueltan a Sandra.

Me despierto tirado en el suelo de la cueva. Levanto la cabeza y veo a Cristina y a Carlos en la pared y a Sandra tirada en la salida. El vendaval a pasado. Me levanto y despierto a Sandra, cuando abre los ojos salgo corriendo y despierto a Cristina y a Carlos. Están bien los tres. Me siento en el suelo. Ellos se reúnen conmigo y nos sentamos donde debería haber un fuego. El paracaídas ha desaparecido y los árboles están rotos y tirados en el suelo. Escuchamos unas pisadas que se acercan corriendo.
Es Lorena que viene con la ropa sucia y rota. Nos dice:
-Ayuda por favor Ayuda.
Cae al suelo desmallada.




2 comentarios:

  1. ¡Dios mío, que final!
    Pero tengo una duda: ¿a Sandra no la había matado Aitana? Es que no sé si lo he entendido muy bien...
    ¡Un beso!

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    1. No, Eso es lo que parece. la clava el cuchillo en la camiseta y la deja clavada en el suelo.

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