viernes, 2 de noviembre de 2012

Capítulo 6- Agua o Sangre-


 CAPÍTULO 6
   Agua o Sangre

Vamos corriendo y pisando las piedras del camino que hacen que nos torzamos los tobillos. Cuando giramos la esquina vemos en una cuesta a los profesionales, nos paramos, tienen a la chica del nueve, Sandra, cogida de los pelos mirando al cielo con un cuchillo que casi tiene la punta clavada en su cuello.
Los profesionales se quedan mirándonos, tiran a Sandra al suelo la pisan y salen corriendo detrás de nosotros. De inmediato Sandra se levanta del suelo saca el cuchillo, lo tira y atraviesa la pierna de Marco. Cae al suelo. Fernando se para poder ayudarlo a que se levante.
Ya nos han quitado a dos del medio solo nos siguen cuatro.
Nos metemos por una calle que tiene cortinas de colores donde poder escondernos, pero no daba tiempo nos seguían y nos iban a coger en el momento mas inoportuno.
Llegamos al final de la calle, nuestra opción era o subir a la montaña, seguir corriendo  o quedarnos quietos y esperar nuestra muerte. Nos miramos y empezamos a correr por una calle de suelo blanco. ¡Fue donde nos escondimos el primer día, en el tejado! Descubrimos otras cortinas, en ese cruce los habíamos despistado así que nos metimos detrás de las cortinas. Pasaban corriendo y se pararon delante de nosotros.
La gatita de Cris está con medio cuerpo fuera de la cortina y medio cuerpo dentro, por esa razón los profesionales nos encontraron.
OSCAR:
Cuando el chico del nueve, Marcos mete la mano dentro de la cortina lo primero que se le ocurre a Cris es morderle la mano, salimos corriendo de la cortina. Saco el látigo mientras que veo como Carlos tiene a tres encima, a Edu, a Fénix y a Laura.
Le doy un par de latigazos a Marcos en la espalda mientras que Cristina lo sujeta. Fénix se tira sobre mí haciéndome dar un par de vueltas por el suelo. Carlos consigue librarse de ellos y salimos corriendo los tres mientras Fénix grita que Edu se quede con Marcos.
CRIS:
Cuando el chico del Ocendistric 9 va a abrir la cortina pienso que los dedos son un punto doloroso y dañado por el trabajo que tienen los del distrito nueve. Así que le muerdo. Salimos Oscar y yo a la vez y no se que hacer, entonces reacciono tras unos segundos, sujeto a Marcos y Oscar le da un par de latigazos en la espalda cuando Fénix salta sobre mi tirándose hacia Oscar. Me levanto y salimos los tres corriendo calle abajo.
Fénix y Laura aun nos siguen. No se cansan. Carlos se da la vuelta sacrificando su vida y tira el arma hacia Laura, Fénix choca con el y nosotros dos nos paramos en seco. Carlos tira a Fénix al suelo y corre hacia Laura, le saca la lanza del hombro y corre hacia nosotros.
Subimos a la montaña más cercana y nos ponemos a la sombra de un árbol. Sacamos las mochilas y sin comentar nada los tres nos ponemos a comer como si no hubiésemos comido en una semana. Se nos acabó la comida en cinco minutos. Sin decir ni una sola palabra durante todo el camino llegamos al pequeño río donde las camas de juncos estaban rotas y secas. Hay los tres nos quitamos la ropa la lavamos, nos bañamos… después de ese baño nos sentamos a la orilla y nos contamos todo.
-Cuando nos separamos pensé que moriría. -Le digo despistada.
-Yo también, y cuando te perdí  pensé que estabas muerta.
-¿Y como os habéis aliado? -Pregunto con nueva curiosidad.
-Me tiró su cantimplora a los pies.
-Bueno él más bien se estaba muriendo de sed.

Tras la larga conversación nos quedamos a gusto sabiendo lo que le había pasado a cada uno. Nos pusimos a andar otra vez hacia el pueblo. Nos escondimos en un pequeño bosque con un tejado de piedra en el suelo y un canal de agua que estaba seco.
Tras unos días secos el cielo empezó a nublarse a la misma velocidad que cuando el río se congeló. Cuando el cielo se encontraba lleno de nubes empezó a llover. Empezamos a saltar y ha correr dando vueltas en los árboles… pero el agua no era cristalina cada vez era mas oscura, de transparente pasó a amarillenta y de hay a ser algo anaranjado y por ultimo rojo. La felicidad y la sonrisa se borro de nuestro cuerpo y cara. Carlos levantó la cabeza y dijo con voz temblorosa:
-Es sangre.
-¿Como lo sabes? – Pregunta Cristina-
-Porque sabe a sangre.
-El Ocentolio intenta quitarnos la felicidad. – dice Oscar –
Las gotas deshacían nuestra ropa y la teñían de rojo.
OSCAR:
La ropa se deshacía cada vez que las gotas la tocaban. A mí me empezaban a hacer daño, me di cuenta de que ¡era acido! Lo grité. Las gotas eran cada vez mas grandes hasta que cada una que te tocaba te hacía una herida del tamaño de una uña.
CRIS:
Las gotas me daban fuerte en la cabeza deshaciéndome y quemándome la ropa, haciéndola agujeros inmensos que dejaban al descubierto mi piel. De repente escucho el grito que dice ¡Es acido!
Los tres corremos de un lado para otro sin saber que hacer. La pequeña gata de Cris está sufriendo con cada gota que le da en el cuerpo y Cris la coge para taparla con lo que queda de su chaqueta. Carlos nos grita que a la cornucopia nunca le pasa nada. Salimos corriendo cuesta arriba hasta llegar a la plaza. Podemos observar unas figuras que nos miran y que están dentro de la cornucopia. Los árboles se rompen a nuestro alrededor y parece que se caen encima de nosotros.
Llegamos a la cornucopia con la ropa totalmente rota y la piel quemada y llena de agujeros. Después de medio minutos aparece la chica del nueve corriendo hacia nosotros gritando de dolor. Cuando llega cae al suelo traumatizada, la tormenta la ha pillado lavando su ropa, tiene los pantalones puestos y lleva la camiseta, la chaqueta, la mochila entre sus brazos.
Me extraña que los profesionales no nos ataquen aquí dentro.
Se escuchan unos gritos. Son uno femenino y otro masculino. Todos pensamos en Aitana y en Álvaro pero todos nos sentimos atraídos hacia fuera, ¡eran los del diez! Ellos están muertos, sonaron sus cañonazos. Salieron sus caras en el cielo aquella noche. ¿Cómo es posible?
La chica llegó a la cornucopia y el chico gritaba tirado en el suelo mientras las gotas le deformaban la cara y el cuerpo. La chica del diez miró hacia fuera y salio corriendo en busca de su compañero. Coge su brazo se lo pasa por el cuello y lo lleva hasta la cornucopia.
Esta vez en dirección contraria si que eran Aitana y Álvaro. Se habían vuelto a aliar. Álvaro parecía más fuerte y Aitana seguía igual. No aparecían ni Paula del seis ni Lorena del cuatro, todos las tomábamos por muertas.
Una vez que todos estábamos en la cornucopia el agua empezó a hacerse transparente de nuevo. Edu saco la mano y grito: ¡es agua normal!
Todos salimos corriendo sacando nuestras armas la primera flecha que vimos fue la que atravesaba la cabeza del chico del diez.

OSCAR:
Tras ver la flecha que atravesaba la cabeza del chico del diez fue ver a Sandra rajar la pierna de Fénix y llevarse su mochila. Saco los cuchillos y empiezo a rajar a todo el que me encuentro. Veo a Carlos con Fer peleando a muerte. Algo me tapa la vista. Es Edu, su altura hace que me sienta bajo. La altura que alcanzo es su pecho y lo que hago es sacar el látigo y atarle las piernas. Cae al suelo dándose en la cabeza con una piedra. Cojo el cuchillo y se lo clavo tal y donde se lo clavó Sandra a Marco cuando la salvamos la vida. Edu se desata el látigo y me tumba en el suelo boca arriba sujetándome los brazos y las piernas para no moverme. Saca su espada y la deja en el aire cuando veo que Aitana le ha clavado una daga en la espalda. Suelta la espada y veo que va a atravesarme la cabeza así que le doy una patada a Edu en la espalda y me muevo medio metro a croqueta para esquivar la espada. Edu se quita el cuchillo y se lo tira a Aitana. No veo si la da porque escucho el grito de Cristina que grita mi nombre y el de Carlos. Esta tirada en el suelo señalando al árbol de la plaza que cae hacia nosotros. En este momento todos dejamos de luchar y empezamos a correr hacia los lados. El árbol choca contra el frontón rompiéndolo en pedazos. Las piedras caen encima de nosotros como una gran lluvia. Me levanto. A Edu no se le ha olvidado el latigazo de las piernas así que salgo corriendo y me junto con Carlos. Viene Cristina y una vez que estamos juntos salimos corriendo hacia las montañas.
CRIS:
En cuanto la flecha atravesó la cabeza del diez vi una raja en su brazo. Me incliné para verla. Los del diez se rajaron el brazo y por eso sonaron los cañonazos. El localizador sin los latidos no funciona y lo toman por muerto. El Ocentolio se dio cuenta tarde así que creo que lo dejaron como ellos querían pero si uno de los dos gana les harán algo a sus familias. Los mataran a base de latigazos, tortura…
De repente algo me da fuerte en la espalda. Me giro y veo una piedra, fijo la mirada hacia delante y veo la cara de Laura a diez centímetros de la mía. Se tira sobre mí intentando clavarme un cuchillo en la cabeza, pero el sonido que suena y retumba en mi oído, y al parecer también en el de Laura hace que nos demos la vuelta. Laura se va corriendo hacia Fénix. Rápidamente aviso a Oscar y a Carlos con un solo grito que basta para que se giren.
El árbol choca contra el frontón rompiéndolo en grandes pedazos que caen al suelo. El árbol rueda hasta caer al suelo. Las ramas caen encima de mí dándome grandes latigazos en la espalda. Intento salir de rama en rama hasta que lo consigo. Veo que Oscar y Carlos ya se han juntado así que corro hacia ellos. Salimos los tres corriendo al mismo sitio donde nos pilló la tormenta.
Ya en calma nos vamos de caza, Carlos con sus lanzas, y Cristina y yo con los cuchillos. En ese trayecto conseguimos dos ardillas, un gorrión, huevos de golondrina y un ratón que tendremos como mascota para que Sombra se entretenga.
Cenamos en el bosque, sentados en unas piedras colocadas, como si aquí alguien hubiese querido construir algo en el pasado. Una vez que hemos acabado los tres nos vamos a por juncos, les arrancamos las raíces mojadas y con las hojas destrozas por el acido hacemos unas grandes camas. Nos sentamos en ellas y esperamos a que suene el himno. Solo han muerto los del diez.
-Pero si no aparecieron las chicas del cuatro y del seis.
-Y tampoco la del ocho ni el del siete.
-No me lo explico.
-¿Cómo habrán sobrevivido?
-Es imposible sobrevivir bajo esa lluvia de acido.

Al día siguiente nos despierta la voz de Claudius Templesmith que nos informa que al atardecer habrá un banquete en la Cornucopia.
Nos miramos interrogantes.
-Oscar, podemos hacer el plan que hizo tu hermana. -No quiero levantar sus recuerdos, pero su plan nos viene muy bien.
-¿Escondernos en la cornucopia? No creo que sea buena idea.
-Es fantástica- dice Carlos.
-¿Si?- pregunta Oscar.
-Bueno… si nos escondemos los tres seguramente nos acabaran encontrando así que tendrá que ir el mas rápido.- Dice Cristina.
-O que se meta Oscar. Ya que vamos a usar el método de su hermana.- Dice Carlos.
-No, me meteré yo.
-¿Cris? -Me dicen Carlos y Oscar a la vez.

Estamos en la calle y se despiden de mí, mientras salgo corriendo y me meto en la cornucopia.  
Me siento agobiada metida en un sitio sin salida. En cuanto salga la mesa tengo que salir corriendo y llevarme lo mío, lo de Oscar y lo de Carlos sin que me den. Creo que ha nadie se la ha ocurrido este plan.
Escucho unas pisadas que se acercan corriendo. Y de repente de entre uno de los lados de la cornucopia sale Sandra. Ella me mira e intenta darse la vuelta pero le agarro del brazo. -Cuando salga la mesa cada una coge lo suyo y se va por su cuenta. -La digo mientras me mira. Sandra asiente y esperamos.
Pasan unos minutos más y se me ocurre algo, ella siempre está sola pero sigue viva.
-Oye Sandra... ¿Te quieres aliar con nosotros?
Espero que ella diga que no, pero me sorprende cuando esboza una gran sonrisa y dice:
-Por supuesto.
Es la primera vez que oigo su voz y la verdad es que resulta agradable escuchar otra voz femenina, que no sea la de Aitana o los gritos violentos de Laura.
No tenemos que esperar mucho más, ahí está la mesa desplegándose hacia arriba desde el suelo. Salgo corriendo con Sandra. Ella coge lo suyo y se va. Cojo el mío el de Oscar y el de Carlos, que no me cuesta nada ya que están juntos.

OSCAR:
La espero impaciente esperando no oír el cañonazo que daría fina la vida de mi mejor amiga. Sale la mesa y hay veo salir a Sandra seguida de Cristina. Cristina coge los tres y se acerca a nosotros.
Salimos corriendo con ella hacia las camas de juncos que nos esperan para abrir las mochilas.
¿Qué será?


3 comentarios:

  1. ¡Eso! ¿Qué será?
    Espero que el siguiente capítulo esté pronto.... O en los Ocen Games aparecerá una nueva participante que os matará entre horribles sufrimientos xD.
    Nada, que me ha gustado mucho ^^. Me cae bien Sandra, me alegro que se aliara :D.
    ¡Un beso!

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    1. JaJaJa
      Me darías miedito en la arena... ;)
      Muchas gracias Dillaardi!
      Besoss

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  2. Jaja es una de las mejores!! ya veras ya veras!

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