CAPÍTULO 6
Agua o Sangre
Vamos corriendo y pisando las piedras del camino que hacen
que nos torzamos los tobillos. Cuando giramos la esquina vemos en una cuesta a
los profesionales, nos paramos, tienen a la chica del nueve, Sandra, cogida de
los pelos mirando al cielo con un cuchillo que casi tiene la punta clavada en
su cuello.
Los profesionales se quedan mirándonos, tiran a Sandra al
suelo la pisan y salen corriendo detrás de nosotros. De inmediato Sandra se
levanta del suelo saca el cuchillo, lo tira y atraviesa la pierna de Marco. Cae
al suelo. Fernando se para poder ayudarlo a que se levante.
Ya nos han quitado a dos del medio solo nos siguen cuatro.
Nos metemos por una calle que tiene cortinas de colores
donde poder escondernos, pero no daba tiempo nos seguían y nos iban a coger en
el momento mas inoportuno.
Llegamos al final de la calle, nuestra opción era o subir a
la montaña, seguir corriendo o quedarnos
quietos y esperar nuestra muerte. Nos miramos y empezamos a correr por una
calle de suelo blanco. ¡Fue donde nos escondimos el primer día, en el tejado!
Descubrimos otras cortinas, en ese cruce los habíamos despistado así que nos
metimos detrás de las cortinas. Pasaban corriendo y se pararon delante de
nosotros.
La gatita de Cris está con medio cuerpo fuera de la cortina
y medio cuerpo dentro, por esa razón los profesionales nos encontraron.
OSCAR:
Cuando el chico del nueve, Marcos mete la mano dentro de la
cortina lo primero que se le ocurre a Cris es morderle la mano, salimos
corriendo de la cortina. Saco el látigo mientras que veo como Carlos tiene a
tres encima, a Edu, a Fénix y a Laura.
Le doy un par de latigazos a Marcos en la espalda mientras
que Cristina lo sujeta. Fénix se tira sobre mí haciéndome dar un par de vueltas
por el suelo. Carlos consigue librarse de ellos y salimos corriendo los tres
mientras Fénix grita que Edu se quede con Marcos.
CRIS:
Cuando el chico del Ocendistric 9 va a abrir la cortina
pienso que los dedos son un punto doloroso y dañado por el trabajo que tienen
los del distrito nueve. Así que le muerdo. Salimos Oscar y yo a la vez y no se
que hacer, entonces reacciono tras unos segundos, sujeto a Marcos y Oscar le da
un par de latigazos en la espalda cuando Fénix salta sobre mi tirándose hacia
Oscar. Me levanto y salimos los tres corriendo calle abajo.
Fénix y Laura aun nos siguen. No se cansan. Carlos se da la
vuelta sacrificando su vida y tira el arma hacia Laura, Fénix choca con el y
nosotros dos nos paramos en seco. Carlos tira a Fénix al suelo y corre hacia
Laura, le saca la lanza del hombro y corre hacia nosotros.
Subimos a la montaña más cercana y nos ponemos a la sombra
de un árbol. Sacamos las mochilas y sin comentar nada los tres nos ponemos a
comer como si no hubiésemos comido en una semana. Se nos acabó la comida en
cinco minutos. Sin decir ni una sola palabra durante todo el camino llegamos al
pequeño río donde las camas de juncos estaban rotas y secas. Hay los tres nos
quitamos la ropa la lavamos, nos bañamos… después de ese baño nos sentamos a la
orilla y nos contamos todo.
-Cuando nos separamos pensé que moriría. -Le digo despistada.
-Yo también, y cuando te perdí pensé que estabas muerta.
-¿Y como os habéis aliado? -Pregunto con nueva curiosidad.
-Me tiró su cantimplora a los pies.
-Bueno él más bien se estaba muriendo de sed.
…
Tras la larga conversación nos quedamos a gusto sabiendo lo
que le había pasado a cada uno. Nos pusimos a andar otra vez hacia el pueblo.
Nos escondimos en un pequeño bosque con un tejado de piedra en el suelo y un
canal de agua que estaba seco.
Tras unos días secos el cielo empezó a nublarse a la misma
velocidad que cuando el río se congeló. Cuando el cielo se encontraba lleno de
nubes empezó a llover. Empezamos a saltar y ha correr dando vueltas en los
árboles… pero el agua no era cristalina cada vez era mas oscura, de
transparente pasó a amarillenta y de hay a ser algo anaranjado y por ultimo
rojo. La felicidad y la sonrisa se borro de nuestro cuerpo y cara. Carlos
levantó la cabeza y dijo con voz temblorosa:
-Es sangre.
-¿Como lo sabes? – Pregunta Cristina-
-Porque sabe a sangre.
-El Ocentolio intenta quitarnos la felicidad. – dice Oscar
–
Las gotas deshacían nuestra ropa y la teñían de rojo.
OSCAR:
La ropa se deshacía cada vez que las gotas la tocaban. A mí
me empezaban a hacer daño, me di cuenta de que ¡era acido! Lo grité. Las gotas
eran cada vez mas grandes hasta que cada una que te tocaba te hacía una herida
del tamaño de una uña.
CRIS:
Las gotas me daban fuerte en la cabeza deshaciéndome y
quemándome la ropa, haciéndola agujeros inmensos que dejaban al descubierto mi
piel. De repente escucho el grito que dice ¡Es acido!
Los tres corremos de un lado para otro sin saber que hacer.
La pequeña gata de Cris está sufriendo con cada gota que le da en el cuerpo y
Cris la coge para taparla con lo que queda de su chaqueta. Carlos nos grita que
a la cornucopia nunca le pasa nada. Salimos corriendo cuesta arriba hasta
llegar a la plaza. Podemos observar unas figuras que nos miran y que están
dentro de la cornucopia. Los árboles se rompen a nuestro alrededor y parece que
se caen encima de nosotros.
Llegamos a la cornucopia con la ropa totalmente rota y la
piel quemada y llena de agujeros. Después de medio minutos aparece la chica del
nueve corriendo hacia nosotros gritando de dolor. Cuando llega cae al suelo
traumatizada, la tormenta la ha pillado lavando su ropa, tiene los pantalones
puestos y lleva la camiseta, la chaqueta, la mochila entre sus brazos.
Me extraña que los profesionales no nos ataquen aquí
dentro.
Se escuchan unos gritos. Son uno femenino y otro masculino.
Todos pensamos en Aitana y en Álvaro pero todos nos sentimos atraídos hacia
fuera, ¡eran los del diez! Ellos están muertos, sonaron sus cañonazos. Salieron
sus caras en el cielo aquella noche. ¿Cómo es posible?
La chica llegó a la cornucopia y el chico gritaba tirado en
el suelo mientras las gotas le deformaban la cara y el cuerpo. La chica del
diez miró hacia fuera y salio corriendo en busca de su compañero. Coge su brazo
se lo pasa por el cuello y lo lleva hasta la cornucopia.
Esta vez en dirección contraria si que eran Aitana y Álvaro.
Se habían vuelto a aliar. Álvaro parecía más fuerte y Aitana seguía igual. No
aparecían ni Paula del seis ni Lorena del cuatro, todos las tomábamos por
muertas.
Una vez que todos estábamos en la cornucopia el agua empezó
a hacerse transparente de nuevo. Edu saco la mano y grito: ¡es agua normal!
Todos salimos corriendo sacando nuestras armas la primera
flecha que vimos fue la que atravesaba la cabeza del chico del diez.
OSCAR:
Tras ver la flecha que atravesaba la cabeza del chico del
diez fue ver a Sandra rajar la pierna de Fénix y llevarse su mochila. Saco los
cuchillos y empiezo a rajar a todo el que me encuentro. Veo a Carlos con Fer
peleando a muerte. Algo me tapa la vista. Es Edu, su altura hace que me sienta
bajo. La altura que alcanzo es su pecho y lo que hago es sacar el látigo y
atarle las piernas. Cae al suelo dándose en la cabeza con una piedra. Cojo el
cuchillo y se lo clavo tal y donde se lo clavó Sandra a Marco cuando la
salvamos la vida. Edu se desata el látigo y me tumba en el suelo boca arriba
sujetándome los brazos y las piernas para no moverme. Saca su espada y la deja
en el aire cuando veo que Aitana le ha clavado una daga en la espalda. Suelta
la espada y veo que va a atravesarme la cabeza así que le doy una patada a Edu
en la espalda y me muevo medio metro a croqueta para esquivar la espada. Edu se
quita el cuchillo y se lo tira a Aitana. No veo si la da porque escucho el
grito de Cristina que grita mi nombre y el de Carlos. Esta tirada en el suelo
señalando al árbol de la plaza que cae hacia nosotros. En este momento todos
dejamos de luchar y empezamos a correr hacia los lados. El árbol choca contra
el frontón rompiéndolo en pedazos. Las piedras caen encima de nosotros como una
gran lluvia. Me levanto. A Edu no se le ha olvidado el latigazo de las piernas
así que salgo corriendo y me junto con Carlos. Viene Cristina y una vez que
estamos juntos salimos corriendo hacia las montañas.
CRIS:
En cuanto la flecha atravesó la cabeza del diez vi una raja
en su brazo. Me incliné para verla. Los del diez se rajaron el brazo y por eso
sonaron los cañonazos. El localizador sin los latidos no funciona y lo toman
por muerto. El Ocentolio se dio cuenta tarde así que creo que lo dejaron como
ellos querían pero si uno de los dos gana les harán algo a sus familias. Los
mataran a base de latigazos, tortura…
De repente algo me da fuerte en la espalda. Me giro y veo
una piedra, fijo la mirada hacia delante y veo la cara de Laura a diez centímetros
de la mía. Se tira sobre mí intentando clavarme un cuchillo en la cabeza, pero
el sonido que suena y retumba en mi oído, y al parecer también en el de Laura
hace que nos demos la vuelta. Laura se va corriendo hacia Fénix. Rápidamente aviso
a Oscar y a Carlos con un solo grito que basta para que se giren.
El árbol choca contra el frontón rompiéndolo en grandes
pedazos que caen al suelo. El árbol rueda hasta caer al suelo. Las ramas caen
encima de mí dándome grandes latigazos en la espalda. Intento salir de rama en
rama hasta que lo consigo. Veo que Oscar y Carlos ya se han juntado así que
corro hacia ellos. Salimos los tres corriendo al mismo sitio donde nos pilló la
tormenta.
Ya en calma nos vamos de caza, Carlos con sus lanzas, y Cristina y yo con los cuchillos. En ese trayecto conseguimos dos ardillas, un
gorrión, huevos de golondrina y un ratón que tendremos como mascota para que Sombra se entretenga.
Cenamos en el bosque, sentados en unas piedras colocadas,
como si aquí alguien hubiese querido construir algo en el pasado. Una vez que
hemos acabado los tres nos vamos a por juncos, les arrancamos las raíces
mojadas y con las hojas destrozas por el acido hacemos unas grandes camas. Nos
sentamos en ellas y esperamos a que suene el himno. Solo han muerto los del
diez.
-Pero si no aparecieron las chicas del cuatro y del seis.
-Y tampoco la del ocho ni el del siete.
-No me lo explico.
-¿Cómo habrán sobrevivido?
-Es imposible sobrevivir bajo esa lluvia de acido.
Al día siguiente nos despierta la voz de Claudius
Templesmith que nos informa que al atardecer habrá un banquete en la
Cornucopia.
Nos miramos interrogantes.
-Oscar, podemos hacer el plan que hizo tu hermana. -No quiero levantar sus recuerdos, pero su plan nos viene muy bien.
-¿Escondernos en la cornucopia? No creo que sea buena idea.
-Es fantástica- dice Carlos.
-¿Si?- pregunta Oscar.
-Bueno… si nos escondemos los tres seguramente nos acabaran
encontrando así que tendrá que ir el mas rápido.- Dice Cristina.
-O que se meta Oscar. Ya que vamos a usar el método de su
hermana.- Dice Carlos.
-No, me meteré yo.
-¿Cris? -Me dicen Carlos y Oscar a la vez.
Estamos en la calle y se despiden de mí, mientras salgo corriendo y me meto en la cornucopia.
Me siento agobiada metida en un sitio sin salida. En cuanto
salga la mesa tengo que salir corriendo y llevarme lo mío, lo de Oscar y lo de
Carlos sin que me den. Creo que ha nadie se la ha ocurrido este plan.
Escucho unas pisadas que se acercan corriendo. Y de repente
de entre uno de los lados de la cornucopia sale Sandra. Ella me mira e intenta
darse la vuelta pero le agarro del brazo. -Cuando salga la mesa cada una coge lo suyo y se va por su cuenta. -La digo mientras me mira. Sandra asiente y esperamos.
Pasan unos minutos más y se me ocurre algo, ella siempre está sola pero sigue viva.
-Oye Sandra... ¿Te quieres aliar con nosotros?
Espero que ella diga que no, pero me sorprende cuando esboza una gran sonrisa y dice:
-Por supuesto.
Es la primera vez que oigo su voz y la verdad es que resulta agradable escuchar otra voz femenina, que no sea la de Aitana o los gritos violentos de Laura.
No tenemos que esperar mucho más, ahí está la mesa desplegándose hacia arriba desde el
suelo. Salgo corriendo con Sandra. Ella coge lo suyo y se va. Cojo el mío el de
Oscar y el de Carlos, que no me cuesta nada ya que están juntos.
OSCAR:
La espero impaciente esperando no oír el cañonazo que daría
fina la vida de mi mejor amiga. Sale la mesa y hay veo salir a Sandra seguida
de Cristina. Cristina coge los tres y se acerca a nosotros.
Salimos corriendo con ella hacia las camas de juncos que
nos esperan para abrir las mochilas.
¿Qué será?
¡Eso! ¿Qué será?
ResponderEliminarEspero que el siguiente capítulo esté pronto.... O en los Ocen Games aparecerá una nueva participante que os matará entre horribles sufrimientos xD.
Nada, que me ha gustado mucho ^^. Me cae bien Sandra, me alegro que se aliara :D.
¡Un beso!
JaJaJa
EliminarMe darías miedito en la arena... ;)
Muchas gracias Dillaardi!
Besoss
Jaja es una de las mejores!! ya veras ya veras!
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